Inmortalidad

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Y por fin llegó el día. Y nadie lo sabía.

Decidió coger un papel y un bolígrafo (así a la antigua usanza y anotar lo que se le iba pasando por la cabeza mientras trabajaba).

Era increíble que esa segunda copia de mi disco duro estuviera subida a Dropbox… Lo conseguí sin más, hace poco más de un mes. Estuve trabajando incesantemente en guardar toda la información almacenada durante décadas. Y lo conseguí.

Me acaba de recorrer por todo mi cuerpo un escalofrío mezcla de egolatría y admiración hacia mí mismo, aderezado con un miedo atroz al resultado de volcarlo en P75: es el setentacincoavo intento de dar vida tal cual imagino a Preladio, mi robot.
Inteligencia artificial, tan de moda ahora.
El trabajo complementario a P75 es la investigación de la tecnología 3D para la réplica de células de distintos tejidos a partir de células madre, que no se “había querido explotar” todavía. El prototipo lo tengo en el armario 3-B.

Una voz en off llegó al cerebro de Arthur -Es poco rentable, amigo – el jefe de su proyecto de investigación pensó que le iba a quitar de la cabeza aquella línea de trabajo con la que Arthur ganó el premio que le había puesto en su cuenta bancaria varios atractivos ceros a la derecha  y que quizá alguien estuviera explotando ya en algún lugar del mundo. Pero la idea era suya y lo tenía que conseguir sí o sí.  Su cerebro le permitía cumplir con su proyecto (le copaba menos de tres horas al día) y dedicarse a su idea: conseguir LA INMORTALIDAD.

Ha comenzado el proceso de volcado de datos en P75. Ha tardado dos minutos en realizarse. A mi favor he de decir que la copia de mi cerebro que estoy volcando en P75 es amplia, pero la velocidad de procesamiento de datos es lo suficientemente elevada.
Estoy dando al botón de encendido y comenzaré a hacerle varias preguntas de mi pasado para ver si es capaz de recordar cosas que yo no soy capaz, pero que están almacenadas en mi cerebro.

Era increíble. P75 era capaz de responder correctamente a todas las cuestiones formuladas por Arthur, de hecho llegaba a detalles que Arthur tenía olvidados. Todo iba fenomenalmente bien, se estaban cumpliendo las expectativas. Después de al menos 20 preguntas P75 comenzó una conversación autónoma: el buceo en la mente restaurada de Arthur hizo que el robot detectara tareas pendientes de cierre o alguna variable aritmética que no cuadraba en sus circuitos. P75 comenzó una conversación extraña: listaba tareas aleatoriamente según un orden extraño. No era cronológico ni mucho menos, eran situaciones a las que Arthur se había tenido que enfrentar en algún momento de su vida y que no había sido capaz de resolver…P75 enumeraba una a una y añadía a continuación la solución. Problemas de álgebra, teoremas inacabados que descifraba casi automáticamente, situaciones personales que Arthur no supo gestionar. El problema llegó cuando P75 habló de aquel suceso…Arthur se quedó pálido, sin respiración. Aquello estaba totalmente olvidado y nadie podría saberlo jamás. P75 recordó el hecho y la solución: destrucción del prototipo y cadena perpetua para Arthur según legislación vigente.

El pensamiento de cómo trasladar su logro se desvaneció por completo, tenía que saber cómo borrar aquel registro de datos. Lo que pasó hace exactamente 10 años nadie podría averiguarlo jamás, él era un investigador renombrado y aquello fue algo puntual. El dinero movió sus actos. Era codicioso, pero no un mal hombre. Apagó a P75.

Bebió un poco de agua y no pudo evitar estar nervioso, contento, satisfecho, asustado. Pero no toleraría jamás que su buen nombre quedara tocado y hundido. Había diseñado a P75 como hito previo a su réplica perfecta hecha  a partir de radiografías, resonancias,tacs a través del prototipo de impresora de células madre. P75 iba a ser su compañero de trabajo y su puerta a la inmortalidad llegando hasta donde él no podía llegar por no saber utilizar todo el potencial de su mente. No había sido diseñado para que le hundiera. Mañana decidiría qué hacer con él.

El problema sería si el que decidiera fuera P75. Mañana lo descubriría…

Author: Heráclita Fdez.

Panta rei, todo fluye, todo se transforma. Humanista, amante de la tecnología, de la comunicación, de la palabra y sus canales. Aprendiz constante.

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