La culpable infeliz. Conciliación

Conciliación es levantarte por las mañanas y llevar a los niños cada día como si de una competición de velocidad se tratase.
Conciliación es gritar a tus hijos de forma constante el poco rato que se tiene libre con ellos por cualquier nimiedad y que ellos se pongan tristes (y tú tengas el corazón partido). No han hecho nada, eres tú.

Conciliación es, a veces, no desayunar, no comer, no cenar. O hacerlo varias veces para paliar instintos.
Conciliación es pensar constantemente qué equivocada estás en cómo te organizas la vida.
Conciliación es no llegar a nada: tarde al trabajo, no llegar a buscar a los niños,  no poderlos llevar al cole, no…
Conciliación es llorar por dentro durante todo el día. Silenciosa.
Conciliación es quizá tener un paréntesis en tu proyección laboral.
Conciliación es tener presión constante en el pecho (tiene un nombre, es obvio).
Conciliación es estar amargada y sentirte una fracasada constante.
Conciliación es autodefinirte y sentirte  una culpable infeliz.
Conciliación es una una patraña porque conciliación es tratar de reconciliarte de forma constante contigo mismo por todo lo que haces mal al cabo del día.

Y ahora a resetear tu cerebro y poner tu mejor sonrisa.

Author: Heráclita Fdez.

Panta rei, todo fluye, todo se transforma. Humanista, amante de la tecnología, de la comunicación, de la palabra y sus canales. Aprendiz constante.

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